Hace tiempo que no nos ponemos en contacto, esto es porque hemos estamos muy ocupados corriendo infinidad de aventuras. Recordaros que seguimos con nuestra misión de encontrar y ayudar a todos los animales que están desapareciendo en la selva y, ¡madre mía! Estamos aprendiendo un montón de cosas en ello.
Una de las empresas en las que nos embarcamos fue dirigirnos a las altas montañas. En este recorrido por las heladas tierras nos acompañaron también nuestros compañeros más mayores, ¡y todos juntos vivimos una aventura inolvidable! Fue duro, pero tremendamente emocionante.
Después de regresar nos hemos vuelto a reunir cantidad de sábados para continuar nuestra tarea.
Allá por fechas más carnavalescas recibimos una carta de nuestro hermano Baloo. Nos contó una leyenda del lugar donde nos encontrábamos, las Colinas de Seonee. Hablaba de que dichas montañas centenarias habían sido el hogar de los lobos durante muchos años y que su subsistencia era debida a que las entrañas de la roca estaban sujetas de enormes telas de araña. Estuvimos trabajando con esas telas cuando, cuál fue nuestra sorpresa, nosotros y nuestros compañeros más mayores ¡estábamos atrapados en ellas! Entre todos juntos conseguimos desatarnos, y una vez que escapamos entendimos que no eran unas redes de araña cuales quiera, eran algo que llamaban “redes sociales”. Además, en nuestra huida encontramos a nuestra madre loba que andábamos buscando, Raksha.
Cuando terminamos esta inquietante incursión nos dirigimos a lejanas tierras durante varios días para ver si se sabía de otro animal que necesitara la ayuda que mis hermanos y yo podríamos brindarle. Tras duro trabajo encontramos el rastro de otro hermano lobo nuestro, Fao, decidimos que tendríamos que volver ahora que sabíamos que pasa algo con él para ayudarle también. Pero es cierto que no todo puede ser arduo trabajo, aprovechamos esta incursión para divertirnos y celebrar todos los logros que hasta el día llevábamos. Fue una gran noche, entre todos preparamos juegos y canciones para hacer con los Viejos Lobos también.
Sin más demora pues muchos nos necesitan volvimos a la selva. Habíamos oído que otro animal estaba desaparecido, pero primero debíamos encontrar quién fue el último que supo de su pista para saber por dónde empezar. De nuevo Baloo nos ayudó, jugando con él descubrimos que al Coronel Hathi le había pasado algo. Sí, sí, Hathi, ¡ese elefante tan grandullón! Es increíble, algo grave debe estar pasando.
Durante nuestra misión encontramos a unos habitantes de la selva muy simpáticos, y nos hicieron el favor de ayudarnos a conocer mucho mejor nuestro entorno. Aprendimos un montón de todas las plantas que nos rodeaban ¡cuántas cosas no sabíamos y las teníamos ahí al lado!
En fin… todo esto y muchas otras cosas han pasado estos meses. Ahora nos estamos preparando para otra incursión, esta mucho más larga, ¡de varias jornadas! Quién sabe lo que nos deparará el destino ahí ¿encontraremos a Hathi?, ¿descubriremos más misterios que nos llevarán a nuevas y emocionante aventuras?
Buena caza y largas lunas.